Ya no hay excusa para no comprar un buen colchón.

Ni os imagináis la de veces que me veo en la obligación de recomendarle a un paciente que cambie su viejo colchón. O bien porque el que tiene le ha generado por si mismo una lesión, o por lo menos, porque se la ha agravado y no le deja recuperarse del todo. Cervicalgias, cervicobraquialgias, lumbalgias, lumbociáticas o trocanteritis son algunas de las más frecuentes.
Y no será porque no hemos oído todos lo que los fabricantes recomiendan, acerca de la necesidad de renovar el colchón cada 10 años aproximadamente. Pero claro, como son los fabricantes los que lo recomiendan, será para ganar más dinero, es lo que muchos piensan.
Y no es así. En este caso tienen razón. Claro que dependerá del uso que le demos, de nuestro peso, de si lo volteamos con frecuencia y por supuesto de la calidad del mismo, pero en general, estas estructuras dejan de cumplir en condiciones su objetivo, de un modo parecido al que lo hacen las zapatillas de running pasados unos meses. Esto los corredores ya lo van entendiendo, afortunadamente, y cada vez las apuran menos, entre otras cosas porque les sale más barato que tener que acudir al fisio... algunos ya sabéis a lo que me refiero, verdad?
Es cierto que cada vez vamos concienciándonos más sobre este tema, y cuando lo hacemos por prescripción facultativa, y vemos que funciona, más.
Venga, vale, me lo creo..., pero ¿cuanto cuesta un colchón nuevo? ¿cual me compro?, ¡no sabía que había tantos modelos!
Muchos me han hecho este tipo de preguntas. Y para ser sincero, lo que más les echaba para atrás del cambio, era tener que gastarse más de 1000 €.
El motivo de que os cuente todo este rollo, es porque, casualmente, encontré una pequeña tienda en el centro de Madrid, con unos precios que parecían una broma, y con unos modelos, a priori, bastante prometedores.

Los dos modelos a los que me refiero eran de “Viscosoja”. No lo había oído en la vida, pero repito, tenían muy buena pinta. Uno era muy firme aunque no resulta duro por la capa de 4 cm de viscolatex que lleva en la superficie, y el otro bastante firme también pero más mullido, ya que la capa de latex es mayor. Las medidas que aparecen en los folletos son un ejemplo, pero tienen todas las medidas posibles.
Mis padres compraron el menos duro, y yo el más firme. Y cinco meses después, ambos estamos encantados. Si he tardado en recomendarlos ha sido porque quería hablar con conocimiento de causa.
Así que ya nadie tiene excusa para no cambiar de colchón. Teniendo en cuenta además que el hecho de que no sean tan caros como en otros sitios, no se debe a que sean de una marca de segunda, ni a una mediocre calidad, comprobado, sino a que el dueño no para de vender, os aseguro que aquello parecía la caja de IKEA por la cantidad de gente que había esperando.
...otra vez parezco un vendedor a comisión!!! Simplemente, estas cosas hay que darlas a conocer, y por supuesto, es parte de mi trabajo como fisioterapeuta controlar, entre otros, este parámetro en mis pacientes.
Tienen muchos modelos, pero yo os recomiendo estos dos, en función de vuestros gustos en cuanto a firmeza.

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